lunes, 9 de febrero de 2015

Derechos Sexuales y Reproductivos.

DERECHO A LA SALUD REPRODUCTIVA

El concepto de salud reproductiva ha surgido recientemente en respuesta a la fragmentación de los servicios relacionados con la salud reproductiva y su orientación. A partir de la definición positiva de salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social y no únicamente como ausencia de dolencias o enfermedades. Esto implica, que las personas puedan tener una vida sexual satisfactoria y segura, la capacidad de reproducirse y la libertad de decidir cuándo y con qué frecuencia hacerlo, estar informados en materia de anticoncepción, tener acceso a métodos de regulación de la fertilidad seguros, eficaces y asequibles así como disponer de servicios de salud pública que permitan la adecuada asistencia profesional a la mujer embarazada y permitan que el parto se produzca de forma segura y garantice el nacimiento de hijos sanos.

DERECHOS SEXUALES
Los derechos sexuales hacen referencia al derecho humano reconocido a expresar su sexualidad sin discriminación. El derecho a la sexualidad reconoce el derecho a la libertad de orientación sexual de las personas y su diversidad (LGBTTTI) así como la protección de esos derechos, a saber, tener una vida sexual satisfactoria y segura, verse libre de abuso y coerción o acoso sexual, tener condiciones de seguridad frente a enfermedades de transmisión sexual y la posibilidad de lograr o prevenir un embarazo. El derecho a la no discriminación es la base del derecho a la sexualidad, pero está estrechamente relacionado con el ejercicio y la protección de otros derechos humanos fundamentales.

Género

El género, en un sentido amplio, se refiere a «los roles socialmente construidos, comportamientos, actividades y atributos que una sociedad considera como apropiados para hombres y mujeres»9 y que configuraría la ontología (teorías sobre el ser) y epistemología (teorías del conocimientos) de un individuo, así como la maquinaria intelectual con la que se perciben las cosas, atribuyendo significados cargados de género.

Así, el género es una construcción social y no un término destinado a explicar la separación de roles natural e inherente a la condición biológica de los sujetos —características anatómico-fisiológicas—, por lo que la analogía o sinonimia semántica entre los términos «género» y «sexo» sería errónea.


Estudios de género

Los estudios de género, como perspectiva de frontera, corroen los modos naturalizados de ver los objetos adquiridos a lo largo de la formación disciplinar produciendo una mirada diferente sobre los objetos considerados habitualmente y sobre la manera de tratarlos. Lo que se pone en cuestión con la perspectiva de género es la presunta armonía preestablecida entre división y visión del mundo poniendo, de este modo, en crisis las evidencias.15

Estela Serret Bravo y colaboradoras, definen, en el libro editado por el Instituto de la Mujer Oaxaqueña Qué es y para qué es la perspectiva de género. Libro de texto para la asignatura: Perspectiva de género en educación superior , que la perspectiva de género es “un punto de vista a partir del cual se visualizan los distintos fenómenos de la realidad (científica, académica, social o política), que tiene en cuenta las implicaciones y efectos de las relaciones sociales de poder entre los géneros (masculino y femenino, en un nivel, y hombres y mujeres en otro)” (p. 15); “[…] una noción feminista que ha sido generada para cuestionar el carácter esencialista y fatal de la subordinación de las mujeres” (p. 54). La perspectiva de género sirve, señalan, para “cambiar la percepción social y la autopercepción del significado de ser mujer” (p. 53); resolver “con efectividad los severos problemas que en todos los niveles de nuestra vida social se derivan de la subordinación” (p. 54), y con ello, alcanzar la igualdad entre los géneros (p. 151).

Una mirada a la sociedad mexicana, desde esta perspectiva nos permite ver, por ejemplo, la subordinación de las mujeres, el dominio del hombre sobre ellas. Los datos que arrojó la Encuesta sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH 2003 y 2006) nos enfrentan a una sociedad en donde aún las mujeres dependen incluso de la opinión de sus esposos para realizar ciertas actividades que le son propias como ciudadanas, como individuos o como simples seres humanos. Basta ver, por ejemplo, que el 56% de las entrevistadas declaró que “su esposo o pareja decidía si ellas podrían trabajar”. Otro hecho evidente en nuestra sociedad, y que tiene que ver con el ámbito laboral, es la segregación basada en el género: las mujeres ocupan trabajos que son relacionados con su rol e identidad de género: artesanas, maestras, comerciantes, obreras, trabajadoras domésticas, entre otras. Joan W. Scott, Jill K. Conway y Susan C. Bourque en su artículo “El concepto de género” señalan que este fenómeno está relacionado con la visión de Talcott Parsons (que para la década de los 60 predominaba en las sociedades modernas) donde los roles de género, para garantizar la funcionalidad social, están perfectamente diferenciados: “la capacidad del hombre para el trabajo instrumental (público, productivo, o gerencial) [y] la habilidad de la mujer para manejar los aspectos expresivos de la vida familiar y la crianza de los hijos”.

EQUIDAD DE GENERO

POR: HECTOR  HERNANDEZ

La Equidad de Género es un concepto que defiende la igualdad entre el hombre y la mujer en el uso y control de los bienes y servicios de una sociedad. Esta consideración lo que propone es que las mujeres deben recibir la misma remuneración que recibe un hombre en caso de desempeñar la misma tarea que el, asimismo de suponer que ambos géneros deben tener el mismo poder a la hora de la toma de las decisiones.

Según la Equidad de Género, si un hombre y una mujer se desempeñan en cargos ejecutivos dentro de una misma empresa realizando las mismas tareas y con exactas responsabilidades, entonces, ambos deberán ganar el mismo sueldo y tener las mismas posibilidades de crecimiento profesional para que se cumplan los preceptos de la Equidad de Género.

Darle a cada quien lo que le corresponde y pertenece, reconociendo sus condiciones y características específicas, en este caso el género, reconocer sí que por supuesto habrá diferencias entre un sexo y el otro pero que sin por ello se caiga en la discriminación, es el principal cometido de la Equidad género y de quienes proponen a este concepto como eje para el funcionamiento y desarrollo de una sociedad sin distinciones, en la cual no exista la desigualdad de oportunidades.


Incorporación de la perspectiva de género

La incorporación de la perspectiva de género es un enfoque aceptado mundialmente para lograr la igualdad de género y constituye una parte esencial de la labor de ONU Mujeres. Integra las inquietudes y experiencias tanto de mujeres como de hombres en el diseño, la implementación, el seguimiento y la evaluación de todas las políticas y los programas, según lo definido por el Consejo Económico y Social en sus conclusiones convenidas de 1997/2. Se trata de un enfoque exhaustivo que engloba todas las actividades relacionadas con la paz, el desarrollo y los derechos humanos, y que asegura que las mujeres y los hombres puedan influir, participar y beneficiarse de las mismas.

La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995 aprobó la incorporación de la perspectiva de género como elemento fundamental para el logro de los compromisos sobre la igualdad de género, incluidos los de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing. Entre los compromisos adicionales se encuentran los del documento final del vigésimo tercer periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General, la Declaración del Milenio y diversas resoluciones y decisiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social y la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.

Si bien una perspectiva de género sólida y coherente es uno de los medios más eficaces de las Naciones Unidas para apoyar la igualdad de género, quizás sea necesario complementarla con intervenciones selectivas para promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Esto es especialmente pertinente en los casos en que la discriminación y la desigualdad están profundamente arraigadas.


Funciones y responsabilidades

En la resolución 64/289, la Asamblea General encomendó a ONU Mujeres las tareas de dirigir, coordinar y promover la rendición de cuentas del sistema de las Naciones Unidas en su trabajo sobre la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, lo que incluye la incorporación de la perspectiva de género en todo el sistema.

Con ese fin, trabajamos para asegurar que los principios de la igualdad de género formen parte sistemáticamente de todas las agendas para el desarrollo, la paz y los programas de derechos humanos. Ayudamos a los Estados Miembros que lo soliciten a adoptar la incorporación de la perspectiva de género. Como parte de los equipos de las Naciones Unidas en los países, dirigimos y coordinamos la labor en materia de igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres bajo el liderazgo general del/de la Coordinador/a Residente de las Naciones Unidas. Formulamos mecanismos de elaboración de informes y garantizamos la coherencia y la coordinación entre las normas de igualdad de género y sus programas de aplicación.

Al mismo tiempo, los altos cargos de cada entidad de las Naciones Unidas asumen la aplicación de la perspectiva de género dentro de los mandatos de la organización, y aseguran que las políticas y programas contribuyan a la consecución de la igualdad de género. Muchas entidades han creado dependencias y centros de coordinación dedicados a las cuestiones de género para prestar asesoramiento, y promover y supervisar el proceso. Las conclusiones convenidas de 1997/2 del Consejo Económico y Social definen un mandato para los centros de coordinación.

La creación de ONU Mujeres debería animar a otras organizaciones de las Naciones Unidas a redoblar sus esfuerzos en la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. En algunos ámbitos ONU Mujeres asume el liderazgo; en otros, respalda a otras entidades con una trayectoria establecida.

¿Qué es la Perspectiva de Género?

La frase “perspectiva de género” es usada con frecuencia —la mayoría de las veces dentro de un tono políticamente correcto, de algo que suena bien y debe usarse.
La definición de perspectiva de género, sin embargo, tiene buenas dosis de vaguedad —lo que merece ser examinado.
Un ejemplo de esa vaguedad es la definición que da el Instituto de las Mujeres del Gobierno de la Ciudad de México:
“Al hablar de la perspectiva de género suele asociarse con un asunto de mujeres. Sin embargo, es un concepto mucho más amplio que alude a la necesidad de acabar con las desigualdades de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres”.

Se trata entonces de sólo una forma de expresar los esfuerzos para igualar derechos entre hombres y mujeres.
En Wikipedia, el concepto es definido con mayor amplitud:
“La perspectiva de género es una categoría analítica que acoge a todas aquellas metodologías y mecanismos destinados al «estudio de las construcciones culturales y sociales propias para los hombres y las mujeres, lo que identifica lo femenino y lo masculino» que supone la existencia de una desigual distribución de poder entre géneros en todas las clases sociales”.

Otra forma de decir lo mismo. Perspectiva de género es una manera de hacer análisis sociales y culturales, enfocado a encontrar desigualdades de poder entre hombres y mujeres.
En otra parte, la perspectiva de género es entendida así:
“La perspectiva de género opta por una concepción epistemológica que se aproxima a la realidad desde las miradas de los géneros y sus relaciones de poder”.

De nuevo, el elemento “poder” incluido en una forma de analizar las cosas desde la posición de hombres y mujeres.
Quizá la mejor definición de perspectiva de género es la de Aciprensa, que dice:
“La perspectiva de género emerge como una categoría de análisis de la realidad social y política a fines del Siglo XX y comienzos del Siglo XXI. De contornos difusos y ambiguos, podemos decir que, centralmente, supone una antropología que considera que lo femenino y lo masculino son dimensiones de origen cultural en el ser humano, quitando toda relevancia al dato biológico. De esta forma, la perspectiva de género sería una clave de interpretación de la sociedad que pretende discernir y denunciar los condicionamientos culturales que oprimen a la mujer y a su vez, que promueve iniciativas para liberar a la mujer de esos condicionamientos”.